F altando pocos meses para las elecciones municipales de 2016 (las primeras desde el masivo destape de la relación política-empresariado), dos posturas parecen paralizar la potencia transformadora de las fuerzas sociales que pretenden quebrar los consensos de la derecha y la Nueva Mayoría. De una parte, los que estiman imprescindible medir la fuerza electoral del descontento y desactivar desde el municipio las redes del duopolio. De otra, quienes rehúyen de esta confrontación señalando que la resolución de problemas locales diluye la dimensión nacional de la lucha política.

Ambas posiciones nos parecen reduccionistas. La primera, asimila al municipio el gobierno local sin reconocer la facilidad con que instituciones públicas y privadas transitan de lo nacional a lo local, limitando los alcances de un proyecto transformador. La segunda, evade la pregunta por el rol del gobierno local en la mediación e instrumentalización de las relaciones sociales producidas y desconoce la importancia de estas relaciones en un proceso transformador de largo aliento.

La actual crisis de Chiloé es un buen ejemplo de lo contrario. No es una crisis social, ambiental, económica o institucional; tampoco se explica desde una mirada local, nacional, regional o global. Su análisis y resolución requiere de todas ellas: una lectura multi-escalar y un proyecto comprehensivo de los alcances de cada actor.

El siguiente número de Revista Entorno invita a explorar creativamente nuestros modos de entender el espacio, el poder y nuestra voluntad transformadora.

Alejandro Quiroga. Disponible. Óleo. 2015.